Programando...

Balneario de la Rosa
Posándose sobre la ladera en la que se encuentran los baños de la Rosa, una distribución de volúmenes afloran a la superficie al igual que si de un manantial de agua se tratase.

La materialidad del proyecto se basa en la extrusión de varios volúmenes que parten de la tierra, enclavándose ellos mismos en el lugar y generando espacios intersticiales entre ellos, como ocurren en las fachadas de las construcciones tradicionales de la región. En esos espacios intersticiales también ocurren cosas, ocurren actividades y relaciones con el medio y con las personas.

La función programática parte de tres premisas fundamentales como son el agua, la luz y el paisaje, proponiendo diferentes recorridos basándome en los estímulos que el individuo va a percibir.

El olor, el tacto y el oído son los sentidos por lo que se va a guiar a lo largo de las diferentes rutas, configurando situaciones que le sirvan para recordar el lugar y lo que le rodea.

Espacios en los que intervienen tres factores fundamentales el agua, la luz y la tierra, y como se va estratificando en planos de situación dependiendo de las sensaciones que queramos generar.

Tres son los recorridos fundamentales, estableciendo como elementos de conexión entre ellos el olor, sonido, visión y temperatura del agua.

• Ruta de los aromas. Según vas fluyendo por el percibes olores característicos de diferentes plantas que se pueden encontrar en el campo.
• Ruta del tacto. El frío y el calor hace que actives por completo el sentido del tacto.
• Ruta de los Vapores. Mejoras medicinales entremezclando el aroma de las plantas y el vapor proveniente de la aguas ferruginosas

Por último y no olvidando la relación con el medio, se trata de un programa atomizado, en el que muchas de las actividades dependiendo de la época del año se pueden realizar en pequeños pabellones que se encuentran "ocultos" entre las plantaciones, estando en invierno en estado completamente latente.